Jhonny Cash está ligado a mis recuerdos en Juárez,
como la primera vez que aprendí a maneajar la van de la casa en donde vivía a la plaza de Las Misiones, me lleva al parque Central y al Hombre Elefante, a las alitas y los cortes de cabello en capas desiguales que tanto me gustan y sólo pudieron hacérmelo en una salón de allá, al delineador negro enmarcando los ojos y a Noviembre sin tí seguido de ohesperoqueelcantanteesteguapoporquecantahorrible para después convertirse en la canción oficial para manejar de noche.
Cuando me mudo de una ciudad es cuando la comienzo a querer.
El superette y los rapiditos Bip-Bip, la mítica fila hacia el paso en la que nunca me pude formar (no visa for me) el eje Juan Gabriel y las "desponchadoras" que me hicieron reír cada vez que las escuchaba pronunciar. Los burritos de Crisóstomo y la negación a cambiar mi refresco por soda.
Extraño el lugar donde trabajé, y hasta este otro
también, a las raspas rosas, el teatro y el festival de octubre, a la presunción de la UACJ y a la ch que se arrastra. Las carnes asadas en cualquier ocasión y a las trocas altas, las botas picudas mezclandose con un marcado estilo emo de los universitarios y las batitas de los obreros.
Los atardeceres con la fachada del poco original Camino real y su rosa chillante con su portal gigante enmarcando un muro ciego (¿?), los patos que huyen de los niños y los miércoles de cuento contados por my own personal Jack Skellington; recuerdos inconexos que se combinan como el humo de la maquiladora que se incendió.
Pero lo que más añoraré será el invierno con mi abrigo rojo y la bufanda gigante, porque éste, mi invierno, será tropical.
Finalizo: Juárez City se quedó con un pedacillo de mí, but...someday i will return (I guess).
*Las fotografías las encontré por ahí, no tengo ninguna de la ciudad por mi eterna obsesión por detalles (oh oh, paisajista no, no).
*A mí, a diferencia de Cash, no se me ha encontrado en posesión de ningún tipo de anfetamina (hasta ahora muaja)