miércoles, 31 de diciembre de 2003

Mi, nuestros años nuevos

Pasatiempo: tocar muros, si son de piedra mejor, extraña manía de superficie fría. Es un hecho que mi casa deberá tener un patio central, o en su defecto una sala a doble altura que me dé la ilusión. Ajá, y un muro de piedra. Y antes tener dinero para construirla. ¿Y antes? Antes otros planes que se irán aspirando por los actos, alguien me dice que estará con-mi-go. Y yo quiero estar con.

También quiero conocer la tumba de Cortázar, y llevar entre las manos un ramo de flores chiquitas y de muchos colores, y quiero que el saberme cursi no me haga sentir el hueco en el estómago, semejante a la vergüenza, y tal vez el aire de París, pues...

¿Los cuadernos de pasta negra que me regaló el muchacho de ojos tristes? Ésos los quiero llenar con esencias de tinta y de pedazos míos.

Entre años de aspirar la tierra de esencias, mandarinas y chocolate amargo, entre la humedad de los días deslavados y tocando muros de piedra, entre ellos, estamos nosotros.


Era 28

Que el uso de el ella y el él no deben gastarse. Pregúntame sólo si me importa, y ante la negativa adiciono celar sus interacciones. ¿O no? ¿O sí? Sí, hay historias que guardadas se quedan.

Pero una mañana ella golpea con los nudillos el cristal de la puerta donde él se recarga, se anuncia, se percata, se ven, el abrazo. Y el programa inicia su primer acto.

Deambulan en las calles que tras el primer temblor murmuran su habitual parloteo de domingo.

Re-conocimiento º . º Sabienda de siempre. Ellos creen lo último. Son desde antes de verse.

Después. El tiempo pasó. 33 horas y otra vez hay que separarse.

Saben que no es para siempre.

Esto tiene que ser y ser. Repetirse. Hasta que.

En algún momento su comunión durará hasta que ellos digan: fin

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miércoles, 24 de diciembre de 2003

24ª tarde decembrina.

Entre puntos de luz éstos mis ojos se marean, vértigo latiendo al compás de unos peces sedientos que viven en un río, o éso oigo murmurar. Una nube roja y otra violeta, equivocada de temporada, verde debiera ser, o dorada, o rascahuele a gajolopavote. Corriendo pies míos golpean fisuras hexagonales, un desenfrenado conductor infantil porsche mattel rojo que en medio del parque golpea mi espinilla, una maldición censurada se acalla por el espíritu.

Corre corre compras compras. Mira que olvidarse de la sidrilla ésa que siempre tomamos.

¡Ah!... y qué me importa el consumismo mientras el aire huele a pólvora y ciempiés relampagueantes corren en el concreto haciendo chillar a la abuela de aquellos nietos con sueños militares.

Nadie venga con amarguras, que hoy me doy permiso de reír.

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Un año. Anda.

martes, 23 de diciembre de 2003

Me gusta la navidad: predecible.

Me gusta mi cumpleaños.

Por cierto, hoy es.

23 años.

Mañanitas y pastel pa' mí.

jueves, 18 de diciembre de 2003

Algo así como un recuento.

Hace unas horas tuve encuentros con alguien en el que un año atrás creía estúpidamente, al final valió 2 cacahuates (ad-hoc a la temporada qué no?). Enfrentarlo me resultó en, cómo puedo decirlo…en un demonio exorcizado, fácil lectura de ideas. Deshaciéndome de:

Fin de año ¿y luego?…calmadita que no hay prisa. Tachones a autopromesas: serías esto y lo otro, tendrías tal cantidad para obtener tanto, irías de aquí a allá. ¡Oh sí, todo antes de el 2004!. Brrrr, no se logró, aspira fuerza y que el frío descocado de tu tierra caliente te apapache para retomar ánimos. Planeando:

Siempre hay tiempo.
Ajá, eso suena a mentira y a pedazo de canción. ¿Bazar con ofertas en venta de horas/vida? Pero, vamos, dicen que soy optimista, habrá que complacer a los que. Nuevas acciones:

Y yo aún no te conozco y ya sé lo que se sabe cuando encuentras un amor. El verdadero.

Sí, sí, él me hace feliz, y puedo decirme: ahora, ¿qué más puedes pedir? Llegó cuando menos lo esperabas y … punto final con sonrisa y felicidad cursi. Presentando a mon traveler:

No vaya a ser, pero no se lo digas a nadie

A nadie por favor.

Definitivo PUNTO FINAL. (por hoy…ups) .

sábado, 13 de diciembre de 2003

¿Y si compartimos escenario?

1 y 2 estamos cansados:
Por viajar
… y por no viajar también.

Al berrinche no se suma la indecisión.
Es el destino al que se llega.
Hasta ahora no ha sido el deseado,
pero no podemos actuar el papel de mártir,
no nos hemos deslizado contra nuestra voluntad,
pero...
digamos que hay sitios mejores a los que nos gustaría ir.

Yo siendo 1 le digo al 2:
-¿o no?, Di que sí y no me hagas sentir mal.
No, mejor di lo que me gusta escuchar.
O di lo que quieras, pero aquí, tu boca al lado de mi oído.
No más distancia entre x y y.

Anda, ahora somos x y y, 1 y 2 y…
hay más nombres en el programa, lo siento, éste es bipersonal

2 semanas 2
y muchacho de ojos tristes irrumpe en el escenario.
¿el telón cuando se subió?
Un día de aquéllos.
Cuando 2 pensó que el teatro le gustaba a 1.

Podría ser.

Hey 2! ¿Escribimos nuestro guión?
Mejor no.
Adivino que te (nos) gusta improvisar.

lunes, 8 de diciembre de 2003

Puedo escuchar un aullido, un llanto.

Ayer desperté con el deseo de un sonido. En la noche anterior había soñado a unos muertos que quedaban en el fondo pantanoso de una alberca a modo de fruta en conserva, cayendo melosamente al vencer la resistencia de un almíbar (época de sueños raros), pero el punto es que realmente quería escuchar un Violoncello. Una mirada inquisidora/ceja levantada ante el espejo me interrogaba ante aquel antojo sin origen explicable.

Sigo sin comprender una pizca, pero las ansias han podido más y he hostigado al buscador de canciones para adherir a mi computador unos cuantos minutos de sonido melancólico, casi lastimero.

Mientras mis oídos saborean y se satisfacen, puedo recrear una habitación forrada de madera rojiza, cada centímetro evocando aroma a seco y a antigüedad. A manera de cuarto psiquiátrico a la inversa donde los pies y manos desnudos, chocan contra superficies sólidas y resbalosas por un barniz, así como la piel del instrumento que escucho.

Ahora me dan ganas de que una persona me acompañe en mi encierro de voces graves y olor afrutado, aroma a fruta seca, no en conserva, tratando de evitar interrelación con el sueño de ahogados.

Pero, después de todo, es en estos instantes cuando realmente creo que aquel sueño era un cuento que otra persona me relataba en mis horas REM. Es ahora que aparece el antojo por saber la historia completa.

Personas que nadan en esas aguas sin ningún tipo de miedo a los que yacen en el fondo: Hablen para decirme qué secreto esconden. ¿Y para saber esto? Ahí si que no sé cómo le haré.

Es un día de cuerdas donde falta un final.

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lunes, 1 de diciembre de 2003

Desempolvando en diciembre.

Me arrodillo entre las cajas buscando adornos y un recuerdo. 5 centímetros de polvo con aroma condensado de una navidad pasada.

[[[El juego de los padres a casarnos cada última posada. Un ramo de nochebuenas y las sonrisas con dientes grandes por todo ajuar. Reía, reías, pidiendo un buñuelo más.
Con un cranch y almíbar de infancia. ]]]


Las bolas de unicel ruedan entre mis piernas y un pastor cae de cabeza fracturándose el cuello.

[[[Momento de crecer, punta de adolescencia y muda laboral.
En una posada que no era la última faltaron ojos en las espaldas de los
anfitriones, y en un hueco de escaleras inventamos besar. Me despedí y tú en la edad de no decir más.
Sin fe.]]]


Desenredo series de luces sin caparazones estrellados que se entierren en los dedos y respiro cables verdes que asfixian esferas.

[[[La navidad 10 años después. Tú: origen. Yo: 1800 km vectoriales a la distancia. Boda de juguete sin realizar.
Con la memoria al tope del recuerdo.]]]


Última caja y la estrella que corona el árbol. Desdoblo rodillas y exhalo el réquiem por los niños que nunca más serán bendecidos por su unión.