viernes, 5 de noviembre de 2010

Inquilinos que desean un concierto perpetuo.

Que nadie rente la habitación de arriba, no ves que los precios están por los cielos, ahora nos falta para el pan. Comeríamos pasteles pero andamos de anticursis alérgicos al merengue pero no al charlestón. Ay, eso ni fue.

Ellos tienen un par de gatos que compraron para alimentar y darles libertad, la necesidad paternal es cubierta con un perro café oscuro. Ella dice que parece de peluche aunque de pedigree no tiene ni la marca del alimento.

Él aprendió a cultivar especies en la cornisa de la ventana que colinda con otra ventana, tan Friends pero sin el glamour de Nueva York. Juntos ven el canal donde chefs hacen que recetas imposibles parezcan posibles. Nunca han ido a comer a un lugar donde el plato cueste más de $300.00, tan burgueses.

Acaban de descubrir que les gustan las baladas de los 50's, las gringas, esas con toques de cabaret y guiños de ritmos latinos. Ella quiere rentarle un smoking que combine con sus peep toes. Él está a punto de decir que sí mientras canta que es italiano o algo así.

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