Solía tejer bufandas al fantasma de nadie, así le llamé robándome la canción que no tenía que ver, hasta que de pronto dejé las galletas de mantequillas y las cucharadas de nutella por temor a engordar más. La falsedad fue otro punto que no será tocado, después de todo quién soy yo. Todo indica que nadie cuando lo correcto sería totalmente nada.

Cada vez que el despertador suena y logro coordinar ideas pienso en un parque con árboles de frío, pero no es cierto, lo acabo de inventar, la clase trabajadora no tiene tiempo para sueños en vigilia.

Quiéranme. Es la orden.