sábado, 14 de julio de 2007

De profecías y cambios de obra.

Ayer en la noche ví la película del mago que me envicia desde el 2001, cuando el primer libro llegó a mí 2 semanas antes que su versión cinematográfica. Aún recuerdo que esa lectura me alivianó la crisis existencial y estudiantil por la que atravesaba.

Curiosamente cada estreno de libro o película llega exactamente cuando más estresada estoy, así pues, me hace de manera sencilla estar (quizá no ser) feliz.

Las últimas 3 semanas he deambulado por 3 proyectos, y ahora me encuentro en una forma de trabajo de oficina a la que he agarrado el gusto, junto con su bendito aire acondicionado por supuesto. Este repentino amor por el trabajo que antes me disgustaba surgió después de acompañar a alguno de mis compañeros a sus recorridos de obra y supe en carne viva lo que es sudar como si una regadera se hubiese atravesado por el camino.

Así que para todos los que piensen que trabajar en Cancún-Playa del Carmen-Cozumel es la onda, lamento decirlo, pero no, no lo es, al menos cuando las labores obligan a salir al cálido y húmedo ambiente y la vestimenta obligatoria son jeans, playera, botas y casco.

El mar es espectacular, éso ni dudarlo, pero aquellos quienes viven en costas saben, al igual que yo en este momento, que al pasar los meses uno va perdiendo la emoción. De todos modos estoy quejándome menos (sí, ésto en comparación a lo quejumbrosa que soy es nada) porque ahora estoy rodeada de gente de mi edad, no como el año que pasé enclaustrada en una isla. A pesar de que tenemos personalidades totalmente distintas y ocasionalmente nos fastidiemos los unos a los otros hemos formado una especie de comuna que algunos han reconocido envidiar.

Llegar cansados a un "campamento" (dícese de la casa, departamento o casa en que la empresa nos hospede) comprar algo para una cena rápida en el oxxo o pedir a domicilio después de una jornada de 12 horas (si bien nos va) y platicar (o ir al cine) hasta las 2 de la mañana para despertarnos a las 6 no tiene precio, es cierto que las ojeras son un plus no muy positivo (sobre todo cuando la carrera que se estudió se llevó toda la capacidad de mantenerse despierto toda la noche) pero no sé, son algunos eventos positivos en el proceso -oh!, doloroso- de crecer. Es éso o ver la película y creer que la fuerza está en tener algo por lo que pelear me afectó. Éso o el sueño que me cargo. O solamente que sí, soy extremedamente cursi y hoy estoy feliz.

3 comentarios:

  1. Hola Frida:
    Ve guardando un poco de sueño y esa tranquilidad que da, el ser soltero...
    Cuando decidas la llegada de algun hijo, no tendra comparacion las desveladas... ni la escases de visitas a las salas de cine...

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  2. Nooo!! trabajar en Playa-Cancún-Cozumel no es el paraíso! pinche calorón =(

    Yo ayer fui a ver la película y también me gustó :D pero yo fui solito, snif por que no tengo amigos ni nada =(

    Saludines!

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