Terminó el carnaval y sólo conseguí seis collares. Nada de wild Cozumel o experiencias nuevas en mi vida al estilo springbreak.Me aventaron cinco de un carro alegórico (más dos collares que me arrebataron) y uno me lo regaló un marino que es mi supervisor.

Todos felices en Cozumel por los tarros de cerveza a morir. Yo me dediqué a comer. Mis compañeros de acá jamás se preocupan por la dieta, para muestra un botón, anoche compramos un esquite y dos helados dobles cada quién. El señor que nos atendió sólo se nos quedaba viendo con cara de sorpresa y nos preguntó si no nos empalagaba el helado. Obvio no.

Es todo.