viernes, 23 de febrero de 2007

En mute, en slow motion, en pause y a veces un completo stop.

Está la sal que se estrella en todas partes. El sol que quema, el aire acondicionado que congestiona mi nariz (mocos, mocos) y la desidia que fatiga.

Una coca helada y unos pasos sobre pasto. Las frases cortas y encriptadas, yo digo que no sé cómo expresarlo mejor, otros lo adornarían y le llamarían estilo.

Me dijeron duvalín de soberbia e inseguridad, también me han dicho llanamente lo primero, y es cuando soy más feliz. Si fuera de un solo sabor podría encerrar mis dos demonios: envidia y miedo al fracaso o de hacer lo que se me hinche la gana sin que nada más importe (esa palabrita que me persigue en pesadillas: mediocre ¿y qué si quiero ser totalmente normal y promedio?). Pero es que me da pena (al estilo canción ochentera pop-pop). Al diablo con la pena.

Sí, decidido, tomaré un avión y no volveré a pisar un lugar que desde el principio no me gustó, pero... nomás ahorro un poquito y ya.

Dammit!

2 comentarios:

  1. Creo que es mejor ser un duvalín de dos sabores, te da como diversidad, además si alguien no le gusta que no lo compre y el que sigue! Salud! Y mediocre es el que no se sepa mediocre ocasionalmente!

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  2. Salú : D
    Por éso me cae muy bien ud jeje

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