Era una niña o una adolescente que creía en los espejos con reflejos distintos y en la oscuridad maligna.
Cantaba en murmullos y entre piernas flotantes se perdía de su realidad.
Solía llorar y tomarse fotografías de una imagen romántica.
En los domingos con viento caminaba entre calles desconocidas, mientras su cabello se secaba al ritmo que marcaba la música dentro de sus oídos. Buscaba puertas de madera apolillada y encuadrando sus manos ignoraba que esas fotografías no eran más que un recurso gastado y aburrido para los demás.
Leyó 5 veces el libro viejo que encontró en el clóset de sus hermanas y también quiso dejarse el cabello largo para enredar entre mechones unas flores de azahar.
Se refugiaba en historias ingenuas y trataba de ser feliz.
Ahora esa niña, adolescente crece, cada día envejece alcanzando la muerte a pasos agigantados.
Su rutina sigue sin mejorar.
Crecer no puede significar otra cosa que descender. Eso es tan triste, y muchas veces la he visto perder el placer de andar el camino por estar calculando el fondo de la tumba.
ResponderEliminarNina, solo existe la libertad creativa, y Usted no carece de ella. Solo se puede tener dicha al instante al realizar lo que amamos.
Por eso mi vida solo esta completa cuando su voz, cuando su presencia
Yo todavía encuentro refugio en historias ingenuas, ¿en cuáles si no?
ResponderEliminarSi se nos acabaran, nos inventaríamos otras.
Ojalá NUNCA NUNCA se te ocurra dejar de escribir!!!!
ResponderEliminarantes decìa que no querìa crecer màs. hoy digo que crecer jugando toda la vida, y morirse rièndose de estupideces es la forma màs sabia de crecer
ResponderEliminarPero a mi me gustan sus fotos :(
ResponderEliminarGracias Merrick : )
ResponderEliminarEs que a veces sond emasiado ingenuas Rafael : (
Reidar: = )
ba: Me gusta la idea.