domingo, 8 de enero de 2012

Cosas que apasionan.

Desde hace 20 años he aprendido que puedo volverme levemente obsesiva con cosas que me gustan, desde tarjetas de La Bella y la Bestia emitidas por Sonric's, pasando por grabar todos los capítulos de Candy Candy hasta memorizarme capítulos enteros de How I met your mother.

A lo largo de la vida está habilidad pudo servirme para cosas como planear mi boda, el viaje posterior o lograr puntajes altos en zombies vs. plants, pero a decir verdad no me ha funcionado en algo más "real" como conseguir una vocación.

El texto que acompaña en mi descripción es real, tuve calificaciones decentes a lo largo de mi carrera y en mi trabajo casi siempre he dejado una huella de responsabilidad, no en todos desafortunada y penosamente, pero esto va aunado al problema de que no encuentro cómo sacar provecho económico de algo que me guste a morir. Aunque no todo es hiel sobre hojuelas (por decirlo de alguna forma), he notado que las pequeñas tareas donde se necesita ordenas algo sin tener que depender directamente del trabajo de otros es lo mío, pero definitivamente nadie se hace rico de ello.

Esto no es una queja, realmente me di cuenta que el año pasado tuvo un balance de bastante felicidad y acomodamiento en el mundo. El problema ahora es darme cuenta que para mantener las obsesiones superfluas necesito capital, del que sólo podré abastecerme si trabajara en algo que odiase. Digamos que es de esas pequeñas pesadillas materialistas en las que uno cae en pleno domingo, pero debo decir que esas mismas obsesiones superfluas ayudan a evadir el problema. 

Así seguiré cayendo en una espiral. Las espirales no son malas... como lo muestran los ojos de un hipnotizador.


1 comentario:

  1. es lo malo del sistema mexicano, o no trabajas y andas sin dinero para comprar algo o tienes dinero a costa que te exploten en el trabajo y no tengas vida social...

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