Hablar sobre Diciembre siempre me trae a lo mismo, la nostalgia pura.
Ahora mismo recuerdo El perfume y cómo Grenouille aprende a destilar las flores o cualquier cosa para envasar el aroma puro. Las fiestas decembrinas son mi esencia de melancolía. Como si mil ventanas me cubrieran de luz amarilla, la música triste invadiera mis oídos y el aroma del jabón con el que me bañaba de niña se juntaran a la vez. Esta vez he evadido todo, aún no hay tiempo para sentir, ni siquiera ha llegado la minidepresión postcumpleaños, la marea se mueve, las olas aún me mecen y mientras trato de nadar sólo puedo pensar en la sal sobre la lengua y lo frío de la espuma. Llegará la calma y después el gatillo se disparará, lo sé.
Se lo dejaré a Enero, cuando el ciclo volverá a empezar, no hay daño alguno, es un juego en el que amo participar.