viernes, 12 de junio de 2009

¿Será el subconsciente?

Freud sacaría mis trapitos al sol si su teoría acerca de los sueños es real.

Es cierto que después de ver The Reader me quedé pensando en la extraña relación de Hanna Schmitz y Michael Berg, claro que no me fui a la psicología de los personajes, los efectos causados unos al otro ni a analizar la personalidad del lado contrario del holocausto; es con no poca vergüenza que mi pensamiento se fue a preguntarme qué habrá pensado/sentido, Kate Winslet al tener que sacar adelante las escenas más provocativas de la película con un actor tan joven como David Kross.

Creí que tales pensamientos me habían abandonado en el trayecto del taxi hacia mi casa después de la salida del cine, pero no, volvieron en forma onírica hace dos noches, juntándose con mi sueño recurrente de querer tomar un avión a Monterrey, cosa que pocas veces logro (¿qué significa oh Freud, oh Mizada!? No sin una vuelta de tuerca.

Resulta que en el sueño tenía que hacer una larga fila para obtener una reservación, ahí me encontraba con mi maletita y mi urgencia de trasladarme en ese mismo instante a la sultana del norte (ajúa) cuando empiezan a anunciar que los boletos están agotados y que "gracias por participar pero regresen mañana", a mí me daba el patatús porque estaban por atenderme, así que al tratar de reclamarle al muchachito detrás del mostrador me doy cuenta de que eso precisamente es: un muchachito que acaba de dejar los pantalones cortos (ternurita) y con muy buen ver.

Algo que jamás me ocurriría a mí sería fijarme en alguien tan joven (de verdad, de verdad, no sé si es por ética o que los adolescentes que conozco nomás no), pero en mi sueño yo ya no soy yo, sino (¿cómo me doy cuenta? no sé explicarlo, esas cosas raras que suceden al dormir) una veintiochañera como soy pero en versión "no inventen qué guapa soy y como no aprovecharlo" así con mi pérdida instantánea como de 10 kgs., mis ojos vueltos azules y mi cabello largo, largo me dedico a echarle ojitos al imberbe mencionado, cosa que funciona y a pesar del peligro por conservar su empleo, éste consigue reservarme un lugar.

Lo que sí resultó muy fresón y totalmente incoherente con mi sueño es que después nos vamos a tomar un café, sin escaparme de una miradilla media rara de la gente porque a pesar de todo la diferencia de edad se notaba. Después el sueño se diluyó y mezcló con otras cosas como una miscelánea gigante, el regreso a la normalidad de mi persona y creo que una iglesia, después de todo mi subconsciente necesitaba irse a confesar, tan culpado que se sentía él.

Fotografía de Antonio Benavides.

3 comentarios:

  1. hey!! hola ammm llegue por aqui a travez del twitter y pues esta bien tu blog, te seguire leyendo... espero verte en el twitter...

    saludos.

    jask

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  2. Hola Frida:

    Me encontre tu blog guardado en mi Bookmarks y leo lo referente a una relacion con un chico de 18, cuando el Amor llega no se ve la edad de la persona solo su madurez mental, puede la persona tener hasta 30 y aun ser un inmaduro.

    S a l u d o s .

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  3. Hola de nuevo Frida:

    Anoche vi la pelicula, me ha dejado pensando en el analfabetismo en los miles de analfabetas funcionales incapaces de leer un articulo completo, que no pueden leer ni tres lineas.

    En como todas estas personas son presas faciles de la media y los comentaristas que los convencen para que crean que todo esta trabajando muy bien.

    Eso es lo que me llamo mas la atencion que la verguenza que sentia la protagonista de la pelicula al no saber leer ni escribir, la hiciera permanecer tanto tiempo en la carcel y quiero pensar que el escritor y director de la misma cinta piensan que siendo analfabetas ayuda a no tener sentimientos ni principios.

    S a l u d o s sigo pensando............

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