lunes, 15 de junio de 2009

Más sueños.

En al menos tres de los últimos diez sueños una iglesia ha aparecido.

En el más antiguo yo juntaba unas ocho estampitas de santos tutti fruti mientras la viejita de al lado me veía con ojos de envidia hasta que no pudo más y me reclamó, alegando que yo no podía tener tanta variedad intercesora cuando ni siquiera creía en dios. Recuerdo que se ponía como loca y estaba a punto de agredirme físicamente, lo que yo veía ridículo por lo chaparrita y enclenque que se veía, cuando el sacerdote se acercaba a nosotros para saber por qué armábamos tal alboroto. Al explicarle mis razones de que el ser o no creyente no excluía la opción de que pudiese cambiar de opinión pero con actitudes egoístas como esas no lograrían ninguna clase de conversión, el sacerdote al que yo lo ví muy contemporáneo y buena onda, por supuesto que me dio la razón. Gané.

El último de los sueños en mi intento de buscar una extensión para mi usb (¿uh?) fui a dar a una casa que era una hacienda rehabilitada, así que la estructura original se mezclaba con detalles contemporáneos como detalles industriales y toques de mobiliario minimalista. Estando ahí me topaba con mi mamá y el arquitecto que resultaba ser un padrino mío, al chulearle la obra nos llevaba a lo que era la capilla anterior y nos regalaba una sirena de madera tallada que al moverle la cabeza movía la cola, figura que mi madre se agandalló y era de este estilo:



Perdí.

El segundo ya lo conté. Esa vez creo que fue empate.

2 comentarios:

  1. Tiene meses que no tengo uno de mis sueños épicos. Tal vez sea porque tiene meses que no duermo más de 4 horas.

    Yo no recuerdo soñar iglesias, aunque creo que tenemos en común los baños (que en mi caso tienen muros recortados con tuberías viejas expuestas y tuberías nuevas y muebles nuevos sobrepuestos) y enormes lugares laberínticos (desde grutas o el interior de un volcán hasta hoteles, centros comerciales, aeropuertos, universidades o balnearios). Recuerdo un hotel tan alto que el elevador al bajar daba un efecto gravedad 0, como si fuera caída libre.

    Que no seas creyente no creo que sea motivo para que te excluyan de los beneficios de los santos. Yo creo en la astrología.

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  2. de regreso... no pierde textura este lugar :)

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