martes, 27 de diciembre de 2011

Trozos.

Recuentos del 2011.

Cambié de estado civil e hice mi primer viaje a otro continente, un viaje corto, improvisado y lleno de caminatas sin un gps por el olvido/descuido de contratar un plan de datos adecuado.

Conocí Londres y París.

Aprendí que los londinenses aman dos actividades: correr y leer.  

Nosotros caminábamos con dientes castañeantes, o corrijo, yo caminaba con dientes castañeantes a causa de mi aclimatamiento a mi pueblo semitropical y éramos rebasados por corredores entusiastas en pequeños shorcitos y playeritas de tirantes que a pesar de su piel enrojecida corrían a paso veloz.

En el metro compartíamos audífonos mientras la mayoría sostenía un libro, una tableta electrónica o en el menor de los casos un teléfono lleno de letras.

En París conocimos el que pensamos es el típico olor de los franceses, a decir verdad sólo en 3 ó 4 personas, una mezcla de alcohol, queso, vinagre y fruta. Un mesero nos trató con ruda cortesía y cuando el desánimo de la ciudad luz llegaba un señor afuera del cementerio de Montparnasse nos enseñó que siempre hay gente buena (hora de sacar los pañuelos y secar una lágrima pequeña).

Las crepas de nutella y Notre-Dame no podían desilusionar, eso sí.

Los viajes se viven mucho y se cuentan más pero a veces es mejor hacer un pequeño collage a modo de resumen para los oyentes o se pierde el público. Eso digo.

Yo quisiera decir que me siento diferente a los 31, porque sí, también fue mi cumpleaños. 

Me siento más, pero más Frida, son esos pedazos de vida que se le van pegando a uno.

Me queda esperar el año 2012, que a decir verdad me parece un buen número, me gusta, cosa que no me pasaba con el 2011 y aún así fue bueno. 

2012 acá te espero, trataré de no fallarte.

1 comentario:

  1. 2011 fue el mejor año para mi en mucho tiempo... así que 2012, agárrate por que ahi te vamos, canijo!!

    ResponderEliminar