Se fue el tiempo.
Las mandarinas por más choteadas que estén se rebelan y nacen en primavera, no lo invento yo, así sucede en el árbol triste que empieza a morir en un macetón que le resulta minúsculo.
En el trabajo dicen que necesitan de mi ayuda, no me lo creo del todo y me niego cuando no veo la retribución, podrían prescindir de mi y quizá yo de ellos. Por ahora no, seguiré yendo al borde de la impuntualidad y dando días trabajando hasta la madrugada de vez en semestre.
Las lluvias comienzan y acá parece que las horas no pasan, ni los años, y eso señores no resulta bueno para el hastío.
No, no.
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