Me ha dado por volverme temática a la hora de estar frente a la computadora. Algunos días son de ver ropa vintage por decenas de chicas que suben sus atuendos en flickr (éso de chicas se oye muy falso, como cuando en los subtítulos de la series utilizan palabras como emparedado o la expresión de ¡Oh mi dios!), otros son de lunch para niños japoneses (qué flojerita ser mamá creativa, yo con trabajo y harrrta pereza le compro un gansito a mi sobrino) y en una ocasión por ahí fue de dedicarme a ver blogs de packaging.

Así recién me enteré que Heineken sacó una botella que después de bebido el contenido puede servir como material de construción, haciendo las veces de un block. Me acordé de mi clase de autoconstrucción, cuando nos pidieron crear un muro con algo reciclable, estoy segura que a mis compañeros le hubiese encantado la idea de participar en la elaboración de una casa completa con este material. También sería muy útil a la hora de las fiestas en obra, como las de 3 de mayo o un súper colado.


Lástima que a México no ha llegado.

Como si me gustara la cerveza, pero a veces soy una persona un poquito considerada, a veces nada más.

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