lunes, 3 de octubre de 2005

Dolores mendiga cantos
enfoca burbujas en la noche imposible
grita al ritmo de los grillos con acento de blues

Dolores rompe el papel viejo que llena su casa
y desgarra con las mismas uñas su corazón

Dolores descansa sus pies hundiéndolos en lodo
Ata con lazos rasposos un par de crisantemos
en su ritual enciende una vela de cera verde y derretida
que cubre con gotas ardientes sus párpados de insmonio

Viste con faldas eternas azul marino
Blusas sin almidón con mangas bajo el codo
En la madrugada peina su cabello mojado y bebe agua tan fría
que le provoca llorar escarcha

Dolores muere cada vez que el otoño marchita
Es casi inmortal

7 comentarios:

  1. Podrías presentarme a Dolores para evitar que muera cada otoño?

    ResponderEliminar
  2. Dolores, es aquella que nos mira desde la esquina: frivola, obstinada y con aires de grandeza...

    ResponderEliminar
  3. CONFESIONES DE UN FRUSTRADO

    PRIMERA PARTE

    Yo recuerdo cómo desperdicié mi adolescencia en pendejeces; simón, yo jamás asistía a clases, era un perfecto tlaconote nadando en su babaza; y no se diga ya de asistir a un cursito de redacción; jamás fui a algún taller literario. Procuré ser un culturoso, pero debido al cúmulo de traumas y complejos me fue imposible, por eso vivo en el umbral de un chiquero. Tan grande es mi complejo de inferioridad que yo mismo acabé por mandarme a la chingada. ¿Será por eso que me da por pendejear a los compas y traicionarlos a la primera revirada oportunista que se me presenta?
    Qué jodido estoy, mientras gente tan culta como Yépez o Rafadro aprendían a escribir y a sentar precedentes «culturosos», yo me la pasaba en mariguanadas, taloneando mayates y chingando a medio mundo. Por eso es que escribo tan culero.
    Qué mugrero de vida me dieron mis putos padres. ¡Hijos de la chingada!, no supieron orientarme. Pero eso sí, se juntaban esos güeyes a quienes yo malamente presumo como mis progenitores, poniéndose los cachos uno a otro; mi jefa cogiendo con el vendedor de agua, con el gasero, o con vendedor de biblias y évrivari; mi jefe, bisexual y travestido, practicando el duro el ejercicio de la jotiada. Siempre me dieron ganas ser igual de joto que mi papi, de asaltar por los huevos a cualquier macho, saludarlo estrujándole el pito como saludan algunos europeos. Jijiji
    Esto que les cuento es solamente una pequeña dosis de mi pendejez crónica que padezco de modo irremediable, no tengo lucha. Toda mi dignidad y orgullo valen verga, y a mi autoestima la traigo debajo de la suela de los zapatos. Me encantaría que alguien tan felón y trucha como el Charco den me rompiera a jeta a putazos. Hay que reconocerlo, el bato está cabrón…
    Lo que admiro de ese güey del Charco —a parte del pegue que tiene con las morras— es su talante de majadero; yo, a su lado no soy más que un pobre diablo desangelado y debilucho. La envidia (oculta admiración) que le tengo al bato me hace acudir a sinrazones freudianas para atacarlo. Pero aquí, me duele decirlo, con gran dolor anal, hago hincapié para decir que, a pesar de que me ha exhibido ante la culturosada local como un vato pitero y sarra, le guardo afecto. A veces me dan ganas abrir el hocico y gritarle a medio mundo lo mucho que admiro al Charco men. Pretenden; abrir mi sesera y rumiar: “Charco men, estás bien cabrón, cómo te admiro, güey”.

    Por ahora es todo, después les platicaré porque decidimos mi exnovia y yo no arrojar por el resumidero el producto de nuestros devaneos sexuales y porque brinqué del onanismo a las prácticas sodomitas. Chao.

    ResponderEliminar
  4. Frida, por favor lee el comentario que hay en tu escrito del Thursday, February 12, 2004, "De cómo lo conocí tan sólo para decirle adiós".

    Tu me has recordado... un mundo visto atravez de sus ojos.... que tambien me quitaron un pedazo de mi amor ....

    ResponderEliminar
  5. encantador, conmovedor... ¿qué más? se siente auténtico y eso se agradece.

    ResponderEliminar