lunes, 23 de mayo de 2005

Caminando.

Iba girando la muñeca en señal de dolor, era un sonido crujiente el que me impedía parar, una nueva adicción, una distracción en la avenida larga con el escenario que no cambia, como en aquella caricatura antigua, donde parecía que el ladrillo desgastado a mi derecha y el sedan azul a la izquierda se repetía cada 33 pasos.

Al dar vuelta en la esquina del super entré a un nuevo montaje, el cúbito ya había dejado de divertirme, era tiempo de ver cuánta piel se puede despegar del labio inferior.

7 comentarios:

  1. Generalmente no se que me pasa despues de leerte, pero igual vuelvo a hacerlo

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  2. YYEEEAAHH!!

    That's my girl!!

    Welcome back :=D.


    Realmente tenemos un vicio, el tuyo por escribir y el mio por leerte.


    S A L U D O S

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  3. y luego, supongo que uno siempre aguanta otra vuelta a la muñeca...

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  4. Saludos, Frida. Y cuéntanos que ocurrió con el labio, pues.

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  5. de elefante vine aquí y me gustó mucho leerte. yo tengo el mal hábito de morderme los pellejitos de los dedos y tronarme el cuello. así que me reí mucho con tu texto, me sentí identificada :o)
    Muchos saludos, epsero que nos leamos de nuevo.

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  6. ahora tenemos pa elegir: o crocante o rosa que no es rosa sino cacho de limón. Saludos :)

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