México 2 - Francia 0
El día llegó, una felicidad pequeña que por un momento nos quita el peso de las preocupaciones. Existen aquellos a los que la celebración de un partido de futbol les parece vana e inapropiada. Tal vez aquellos que festejamos no tengamos defensa, no nos queda más que alegar el respiro y la felicidad de los detalles. No nos amarguen por favor. Hoy no.
Yo sólo veo pasar, como si se tratase de un tren de dimensión desconocida en donde mi casa-vagón permanece estático mientras el mundo circula. Podría llamarle la magia de la televisión, pero es tan de los 70's que ni puedo recordar, no existía ahí.
Puedo hablar de la perfección de la vuvuzuela resuelta por una aplicación en mi teléfono, ocurre para no lamentar el hecho de no ir a un estadio desde la universidad. Algunos le llamarían falta de vida, ay pero si tienes que salir; para las cosas semimposibles la tecnología, estas vacas flacas están pastando y pronto leche darán, por ahora la modestia.
Mientras tanto apago la veladora del santo recién inventado que a la cera clamadora aún le queda chamba. La ilusión de un par de partidos más nos espera. Yo, prometo creer, y hasta que la realidad me llegue me dedico a flotar.
El día llegó, una felicidad pequeña que por un momento nos quita el peso de las preocupaciones. Existen aquellos a los que la celebración de un partido de futbol les parece vana e inapropiada. Tal vez aquellos que festejamos no tengamos defensa, no nos queda más que alegar el respiro y la felicidad de los detalles. No nos amarguen por favor. Hoy no.
Yo sólo veo pasar, como si se tratase de un tren de dimensión desconocida en donde mi casa-vagón permanece estático mientras el mundo circula. Podría llamarle la magia de la televisión, pero es tan de los 70's que ni puedo recordar, no existía ahí.
Puedo hablar de la perfección de la vuvuzuela resuelta por una aplicación en mi teléfono, ocurre para no lamentar el hecho de no ir a un estadio desde la universidad. Algunos le llamarían falta de vida, ay pero si tienes que salir; para las cosas semimposibles la tecnología, estas vacas flacas están pastando y pronto leche darán, por ahora la modestia.
Mientras tanto apago la veladora del santo recién inventado que a la cera clamadora aún le queda chamba. La ilusión de un par de partidos más nos espera. Yo, prometo creer, y hasta que la realidad me llegue me dedico a flotar.