lunes, 29 de marzo de 2010

Después de leer los clasificados.

En el último concierto que fui intenté llevar una lista del playlist, medio escribía en las notas del teléfono canción por canción, me emocionaba identificarlas y me angustiaba que no tocaran la que yo esperé por tres meses con tanta emoción. No la tocaron.

No hubo tristeza, sólo un cachito de fe menos en el mundo... o no. El bálsamo para la tristeza llegó con la típica compra de la playerita que mejor serigrafía aplicó, pero me faltó un hotdog, no puedo lograr el cliché de comer después de una fiesta, noche de copas (noche loca) y/o similar, pero el metro estaba a punto de cerrar y chin, no llevábamos tanto dinero. Desde que somos los parientes pobres del amor aplicamos la torta en el camión y los dulces escondidos en el cine. Mentira a medias.

De lo anterior han pasado tantos días que parece fue en el 2000, como la canción de la chaparrita que medio me caía bien y ahora medio detesto.

En otras noticias, estoy sin trabajo pero con el alma ligera. Esto se ve plagado de lo etéreo, ¿qué tan falso es el corazón y el alma? no quiero pensar. El punto es que ya no soy burócrata y por ahora eso me hace feliz.

Esta semana también iré al norte, unos días en el que alma y corazón (otra vez) vacacionarán. El dinero es preocupante y encontrar la fuente de trabajo más. Ya habrá tiempo para resolverlo. Asumirse kidult de vez en cuando se convierte en un paquete pesado y difícil de manejar.

Habrá que ocupar los brazos fuertes o hacer de tripas... ay, corazón.


sábado, 20 de marzo de 2010

...But the everyday just can't compete with the beauty of a polariod




Los días pasan y parece que nada cambiará, es lo que se desea, lo que se prepara, se impulsa y se corre. Hasta darse cuenta que un tobillo estaba amarrado a algún tipo de centro malvado y la meta que se creía cercana está igual de lejos que en un principio y te das cuenta que corrías en círculos. Una enorme gota tipo anime se siente detrás de la cabeza o en su defecto la cara se convierte en una enorme paleta con el letrero sucker, aquello que el coyote se sabía momentos antes de caer al abismo. La ventaja es que parecemos tener mil vidas como él, aunque nuestra diferencia es que sí envejecemos.

Algunos dicen que debo aprender y madurar, que la vida es de retos y yo no puedo entender la idea de apechugar esa inconformidad. He buscado una y mil maneras de hacerlo, mil y un veces termino con el corazón roto y fatigado. Vuelvo a empezar pero algo se descompone en el sentido común porque elijo el mismo camino que me llevó al fracaso.

¿Entonces cómo es la onda? ¿Se vive lo real y se refugia en la belleza de la virtual, lo intocable y lo efímero? ¿En el intermedio del pedazo de pastilla que se toma para saber la realidad pero con el chance de volver al letargo?.

Creo que no es así, y en los sábados por la tarde mi optimismo sale a flote para darle una patada en el trasero a mi decepción y decirme con la misma voz juvenil: Anda vuelve a intentar.