Imagen obtenida de la zurda
sábado, 22 de julio de 2006
jueves, 20 de julio de 2006
Don’t cry tonight fue bajada en una usb y 3 pc’s fueron infectadas por un virus clonador de carpetas.
Así me he convertido en administradora de carpetas virtuales elevadas al infinito (que en realidad son programas misteriosos y malévolos que ríen ante mi antivirus desactualizado...muajajaja *voz de virus*).
Pero, tal y como dice la canción: la nena esta noche no llora ni una lágrima.
Esta isla está arraigada, hasta el mismo centro del mundo, escuché por ahí, huracanes van, huracanes vienen y en casa de Dorothy en medio del tornado no se convierte. Que vuele, se le piden a los santos con cara de buena gente todas las noches (las imágenes de San Judas sonríen más que cualquier otra si se fija ud. bien).
La isla también podría flotar.
¿Se sabe el cuento de la isla que flota? Yo sí (el hombre elefante me lo contó), es de una isla que, ¡oh maravilla y sorpresa total!: flota, y sus habitantes ~los sopitas~ son felices viajando por todos los mares del mundo, hasta que aparece en escena un pez espada que los aterroriza cual cacique de pueblo, haciéndoles la vida imposible (más que Mística a María Mercedes). Pero ¡pof! un buen desenlace aparece, y los sopitas uníos por la bravura de Doña Feramosca una viejita gruñona y fortachona) dejan de ser cobardes ante su particular valiente socarrón.
Así se pide una de dos:
Isla a lo Mago de Oz o La isla que flota.
Pero la nena no llora esta noche, porque este día se da la oportunidad de no pedir estar en otro lugar. Tan sólo pide al estilo gansito que la recuerden. Algún día encontrará sus zapatos rojos y podrá taconear y decir hogar, dulce hogar.
Por ahora le toca ser una sopita valiente.
Así me he convertido en administradora de carpetas virtuales elevadas al infinito (que en realidad son programas misteriosos y malévolos que ríen ante mi antivirus desactualizado...muajajaja *voz de virus*).
Pero, tal y como dice la canción: la nena esta noche no llora ni una lágrima.
Esta isla está arraigada, hasta el mismo centro del mundo, escuché por ahí, huracanes van, huracanes vienen y en casa de Dorothy en medio del tornado no se convierte. Que vuele, se le piden a los santos con cara de buena gente todas las noches (las imágenes de San Judas sonríen más que cualquier otra si se fija ud. bien).
La isla también podría flotar.
¿Se sabe el cuento de la isla que flota? Yo sí (el hombre elefante me lo contó), es de una isla que, ¡oh maravilla y sorpresa total!: flota, y sus habitantes ~los sopitas~ son felices viajando por todos los mares del mundo, hasta que aparece en escena un pez espada que los aterroriza cual cacique de pueblo, haciéndoles la vida imposible (más que Mística a María Mercedes). Pero ¡pof! un buen desenlace aparece, y los sopitas uníos por la bravura de Doña Feramosca una viejita gruñona y fortachona) dejan de ser cobardes ante su particular valiente socarrón.
Así se pide una de dos:
Isla a lo Mago de Oz o La isla que flota.
Pero la nena no llora esta noche, porque este día se da la oportunidad de no pedir estar en otro lugar. Tan sólo pide al estilo gansito que la recuerden. Algún día encontrará sus zapatos rojos y podrá taconear y decir hogar, dulce hogar.
Por ahora le toca ser una sopita valiente.
jueves, 13 de julio de 2006
Una recámara a lo Van Gogh, vacía y llena de tristeza.
En el estampado de la cortina se refleja la fealdad de una vivencia que se ha repetido intento con intento. La vida como la cortina yace colgada y arrugada. Qué estupidez de comparación, analogía de risa.
Llueve y tres párrafos de una narración me parecen más allá de la belleza. Hace mucho se perdió el valor para no abandonar una opinión. Confianza agotada.
Los dedos y partes del cuerpo olvidadas sudan con el vapor tremendo del lugar, el desaliento anda vestido de color invisible, sólo se percibe con las olas de calor.
Diez meses atrás la vida en el norte y los inicios de temporada en la televisión eran nuevos y vaya... esperanzadores.
Ahora la vida en el sureste y las temporadas terminan.
Acá los acompañantes son extraños que caminan pasos atrás, por mí mejor, aunque eso recree mi isla dentro de la isla.
Fin de Tempurada dicen en la tan nombrada tv (única compañía en el día, favor de dispensar). Y el antojo de makis en el restaurante donde no supimos cómo tomar una sopa sin cuchara, crece.
Aquí, la lluvia que me gusta provoca miedo de huracán. Qué más da.
Dicen que Van Gogh nació a la hora que muere el sol. Yo también.
En el estampado de la cortina se refleja la fealdad de una vivencia que se ha repetido intento con intento. La vida como la cortina yace colgada y arrugada. Qué estupidez de comparación, analogía de risa.
Llueve y tres párrafos de una narración me parecen más allá de la belleza. Hace mucho se perdió el valor para no abandonar una opinión. Confianza agotada.
Los dedos y partes del cuerpo olvidadas sudan con el vapor tremendo del lugar, el desaliento anda vestido de color invisible, sólo se percibe con las olas de calor.
Diez meses atrás la vida en el norte y los inicios de temporada en la televisión eran nuevos y vaya... esperanzadores.
Ahora la vida en el sureste y las temporadas terminan.
Acá los acompañantes son extraños que caminan pasos atrás, por mí mejor, aunque eso recree mi isla dentro de la isla.
Fin de Tempurada dicen en la tan nombrada tv (única compañía en el día, favor de dispensar). Y el antojo de makis en el restaurante donde no supimos cómo tomar una sopa sin cuchara, crece.
Aquí, la lluvia que me gusta provoca miedo de huracán. Qué más da.
Dicen que Van Gogh nació a la hora que muere el sol. Yo también.
martes, 11 de julio de 2006
El día de las elecciones esperé 9 horas bajo el sol.
Irme a formar a la casilla especial de un lugar turístico a mis madrugadoras 8:30 domingueras no fueron suficientes para evitar una quemazón terrible (cosa que mis brazos y pecho despellejados pueden constatar).
A las 6 salí con el dedo a medio pintar porque ya no había tinta, con una nueva amiga comunicóloga que prometía narrar nuestra odisea en una nota (que si bien le iba saldría publicada en no sé dónde) y con un dolor de pies terrible, pero muy contenta, tenía esperanza y...
Y ya se me fue la idea, alguna vez regresaré.
Hoy, estoy de malas. Qué novedad.
chau!
Irme a formar a la casilla especial de un lugar turístico a mis madrugadoras 8:30 domingueras no fueron suficientes para evitar una quemazón terrible (cosa que mis brazos y pecho despellejados pueden constatar).
A las 6 salí con el dedo a medio pintar porque ya no había tinta, con una nueva amiga comunicóloga que prometía narrar nuestra odisea en una nota (que si bien le iba saldría publicada en no sé dónde) y con un dolor de pies terrible, pero muy contenta, tenía esperanza y...
Y ya se me fue la idea, alguna vez regresaré.
Hoy, estoy de malas. Qué novedad.
chau!
lunes, 10 de julio de 2006
miércoles, 5 de julio de 2006
Hoy llueve en mi isla, a ratitos y a gototas.
En las mañanas suelo estar triste, avanza el día y me animo.
Noticias van y vienen, comentarios que me hacen enojar también, esperanzas electorales, resultados mundiales y un replanteamiento de actividades para mi futuro.
Todo éso no tiene por qué ser malo, acá la pesimista de los vasos vacíos está tratando de llenarlos con agua de mar.
¡Azúcar!
En las mañanas suelo estar triste, avanza el día y me animo.
Noticias van y vienen, comentarios que me hacen enojar también, esperanzas electorales, resultados mundiales y un replanteamiento de actividades para mi futuro.
Todo éso no tiene por qué ser malo, acá la pesimista de los vasos vacíos está tratando de llenarlos con agua de mar.
¡Azúcar!
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