domingo, 8 de enero de 2012

Eran días comunes, cuando no se tenían deseos y la mañana comenzaba con un baño de agua fría. No era nada zen sino el trabajo que impedía una llamada al gas y la espera interminable entre en un rato se lo llevamos y la entrega final.

Usaba botas, jeans y una playera polo. El cabello mojado se secaba al alcanzar el asiento al lado de la ventanilla. La camioneta recorría un tramo de carretera y el camper se volvía su segunda casa. En la primera sólo se iba a dormir.

En esos días había risas, enojos y hasta pedazos de coral semienterrados en la arena. La mejor época era la invernal. El equilibrio perfecto entre una playa tropical y una brisa fría. Las risas y los enojos ocurrían en ecos, parecido al sonido que se logra al ducharse y tapar los oídos con los dedos, el golpeteo de una lluvia dentro de la casa sobre la cabeza.

Los días comunes pasaron. Se abandonó la playa, se regresó al hogar y otros ecos se construyen más fuertes. Ella dice que ahora está a punto de vivir una realidad. Quiere creer.

1 comentario:

  1. And One must believe... Life is hard... but it doesn't mean it can be happy!

    best wishes!

    p.d. El comentario es en inglés porque así suena menos cursi (al menos para mi)

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