domingo, 10 de febrero de 2008

Si alguna vez decidiera hacer lo que realmente quiero no sabría qué hacer, sólo sucede que no lo sé pequeña.

El modo de llamarme es triste y vano, soy demasiado joven para recordarte cuando ya no estés, porque no serás eterna y lo sabes.

Si puedes romperme el corazón eres lo bastante mayor para recordame ingrata, yo que te traje esta caja llena de mentas y esta otra de anís.

Prefiero un balón, acaso no sabes nada de la moda escolar, pena debería darte llamarte así.


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Cruzando la calle número ocho me doy cuenta que odio ser peatón, cuando agarro el volante odio ser conductor, odio ser intolerante y odio tener que odiar a la humanidad. No hay otra salida.

No me la sé.

Prometo no llorar.

domingo, 3 de febrero de 2008

Dentro de algunos días la vida será igual, a menos que el tétanos se haya filtrado por el minirasguño y la falta de tiempo para la vacuna. Ah la exageración, dicen.

Debería irme, digo, pero a dónde, si decimos cosas tan burdas como "la luz de la esperanza que se ha agotado".

El estilista me ha dicho que soy igualita a una chica que jamás le dió punta o algo así, no sé qué signifique en Argentina, quiero creer que es el similar al nunca me peló, o no sé, qué mente tan retorcida, dice un jefe, que a todo se le ve el lado con el que se puede amolar (qué feíta la palabra).

Las descripciones se me fueron.

No sé si volverán.

En mi mente tarareo, yo séee que túuu te vaaaasssss y ya no me acuerdo qué sigue, es del cantante aquel con un eje vial tocayo. Old times.

Y la vida podría ser vintage.

¿Pero qué dije?