lunes, 8 de octubre de 2007

Un día despertó y la taza de té estaba ahí, era miel, manzanilla y unas cuantas galletas de mantequilla. Volvía el pasado lejano a patear el inmediato para mostrarle que nunca debió de desviar el camino.

Al menos se intentó.

¿Pero y los días perdidos? ¿Quién?

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